Perfil del usuario

Los Pisos Supervisados son un recurso de alojamiento comunitario cuyo objetivo es dotar al usuario de un soporte psicosocial  que le sirva de sustrato para la consecución de una vida lo más autónoma posible.

Los Pisos Supervisados son un recurso de alojamiento comunitario organizado en apartamentos  en los que residirán entre 1 y 2 personas con enfermedades mentales severas y persistentes, cuyo objetivo es dotar al usuario de un soporte psicosocial que le permita lograr una estabilidad social, laboral, económica y personal que le sirvan de sustrato para la consecución de una vida lo más autónoma posible.

CARACTERÍSTICAS:

Los pisos tutelados son un espacio normalizado de alojamiento y convivencia. 

- Un contexto para favorecer la rehabilitación y la integración comunitaria de los usuarios. 

- Con un sistema de apoyo y supervisión flexible que asegure respuestas ágiles y rápidas a las necesidades de cada piso y de cada uno de sus usuarios. 

- Una  participación activa y autónoma de los residentes en su organización y en el desarrollo de las tareas domésticas.

- Una atención y apoyo psicosocial orientada a mejorar la autonomía e independencia del usuario y promover el desempeño de roles sociales normalizados que faciliten su progresiva integración comunitaria.

- Una estrecha coordinación con los Servicios de Salud Mental de referencia, con Residencias, Centros de Rehabilitación Psicosocial, Servicios Sociales Generales y cuantos otros recursos socio-comunitarios sean necesarios para asegurar una atención integral a los usuarios . 

 

Pueden ser usuarios de los Pisos Tutelados

• Personas entre 18 y 65 años de ambos sexos con enfermedad mental severa y persistente.

• Estar atendido y ser derivado desde la red de salud mental.

• Presentar ausencia de apoyo familiar o incapacidad o sobrecarga de la familia para su atención y cuidado.

• Problemas de autonomía y funcionamiento psicosocial que les impidan o dificulten para cubrir autónomamente sus necesidades de alojamiento y soporte, y tienen dificultades para mantenerse en una vivienda sin supervisión.

• Estar en situación psicopatológica estabilizada.

• No presentar patrones comportamentales con excesiva tendencia a la agresividad tanto para sí mismo como para los demás. 

• No presentar adicciones ni problemas graves de toxicomanías o alcoholismo.

• No tener una enfermedad física grave que exija asistencia o cuidados sanitarios especializados o continuados.